Con mis Manos de Tierra, siembro ...:::... Con el Corazón de Fuego, agradezco ...:::... Con el Aliento de Viento resisto.

viernes, 24 de enero de 2014

El corazón de fuego y sus manos de tierra

           Para algunos el mundo sigue cambiando y para otros el mundo esta por terminarse. Desde que recuerdo, en la Universidad donde trabajé, se hablaba mucho de la crisis civilizatoria donde todo lo conocido no es en realidad la solución y todo lo que se olvidó o dejó de hacer es quizá, la más esperanzadora vía para que el planeta siga respirando.

Sin embargo los aymaras, quechuas, mapuches y otras diversas naciones de hermanos mayores (indígenas - nativos) del sur del continente americano aseguran que “todas las formas de existencias son importantes para el equilibrio de la vida” incluso hasta el más absurdo según el intelecto personal. Lo que no hay que olvidar para ese Buen Vivir donde ese “Todo” coexiste es el cómo participamos y experimentamos la vida desde el corazón que nos dieron a cuidar: nuestro cuerpo humano, nuestra nave tierra.

Hacer, tener, agradecer. Si en cualquier circunstancia y momento (o las más posibles) con atención e interés se intenciona un pedimento éste, puede conspirar en el tejido de la vida cotidiana. Si quieres tener alegría, hazla y agradece su existencia. Si quieres tener alimento, siembra y agradece la producción que te da energía. Y entre los misterios del espíritu, si quieres que las energías conjuren a tu favor para andar; agradece lo que aportan, intencionales, ofrenda, sacrifica –como dicen en el norte-, o da pagamento –como dicen en el sur de esta América-.

Árbol de la danza del sol en Villa Vicencio, Colombia.
Foto: Natalie IE
Hace un año terminé el trayecto de la primera parte del proyecto “Manos de tierra” donde recorrí por 7 países (5 centroamericanos y dos andinos) hogares con producción autónoma de alimento, enfocando la soberanía alimentaria como una de las alternativas a esta crisis civilizatoria. Decidir qué sembrar y comer es un derecho amenazado mundialmente por la costumbre al sistema capitalista que nos tiene ahogados y en el filo del barranco, mientras que las circunstancias para una sana alimentación se diluyen entre lo político, económico y cultural. Por ahí,  la espiritualidad tenía –en aquello que se olvidó o se dejó de hacer en su mayoría- gran importancia por agradecer lo que existe sin, con o a pesar de nosotros los seres humanos.

En algunos espacios del trayecto Manos de Tierra Centroamérica presencié, experimenté y fui parte de espacios espirituales donde se agradecía a diversas deidades. En Guatemala por ejemplo el altar con las 4 razas de maíz, en Nicaragua los rezos chorotegas por la resistencia indígena y sus comidas tradicionales, en Colombia la danza mexica y los cantos a la tierra en el lago de Guatavita. Los encuentros fueron presenciados por muchísimas razas con sus abuelos, hermanos mayores y nosotros los hermanos menores: los mestizos.

Altar en Totogalpa, Nicaragua.
Foto: Ana Rosa Bustamante

Sí. Hay muchos conceptos o descripciones que poco a poco iremos entendiendo juntxs en este año, porque aun a pesar de que el tiempo es muy veloz, lo agarraré de frente y escribiré de este siguiente andar que estrena huellas y estrena sitio web.

En “Manos de Tierra” se sabe que es importante sembrar para ser más libres con y en el alimento, la producción y retribución tanto al campesino como a la tierra misma. Ahora “Corazón de fuego “ se suma al andar latinoamericano para pretender conectar, visualizar, defender, provocar o difundir aquellas acciones de agradecimiento a las energías, deidades, guardianes o dioses del lugar a través de los fuegos sagrados en las tierras visitadas. Con el permiso del lugar, de quienes trabajan (tra-suben) ahí y de las necesidades en que pueda yo apoyar es como seguiré este trayecto por Colombia y Ecuador.

Agradecida por las oportunidades que se me dieron para seguir esta búsqueda de vida con el planeta donde vivo, este placer profesional de compartirles lo que me hace aprender y crecer; y este compromiso con todas mis relaciones con quienes seguiré vinculando lo que me apasiona: ser tierra, ser fuego, ser aire, ser agua.